Los avances que ha experimentado el deporte en las últimas décadas en la dimensión técnico metodológica, permiten que la gestión del conocimiento desarrolle nuevas fronteras en función del crecimiento personal de los atletas y del rendimiento deportivo. Esta flexibilidad, soportada en múltiples disciplinas científicas, genera unos aportes impensados hasta hace medio siglo. Una de las áreas de mayor impacto ha sido la psicología deportiva, quién apoyada en diversas doctrinas, es una de las ramas del rendimiento deportivo con mayor peso en la actualidad.
Los progresos en la neurociencia, la pedagogía, la psicología social y positiva, entre otras, develan múltiples descubrimientos que han sido parte fundamental en el desarrollo cerebral de los deportistas de rendimiento y atletas de élite mundial. Facundo Manes, en su destacada obra usar el cerebro, menciona aspectos clave en relación a la complejidad del sistema nervioso, la densidad y variedad de conexiones neuronales que los seres humanos experimentamos a lo largo de nuestra existencia, ya que, según este autor, las personas perciben cambios anatómicos y fisiológicos con el transcurrir de los años, y no solo en las primeras etapas de la vida. Estos cambios, se muestran importantísimos a la hora de evaluar la plasticidad de las neuronas y el desarrollo sináptico entre las múltiples estructuras y su relación con los sistemas que marcan la diferenciación entre los animales irracionales y la especie humana.
Siguiendo la línea de este prestigioso académico argentino, uno de los componentes importantes de las etapas de desarrollo cerebral está en la atención. Existen distintas facetas y etapas en estos procesos. Por un lado, se comprende la atención selectiva, que es cuando por ejemplo estamos en una llamada telefónica, pero experimentamos ruidos externos como la contaminación auditiva en nuestro entorno inmediato, existen áreas cerebrales que filtran la información y se generan canales receptores para percibir únicamente lo que se requiere recibir a nivel comunicativo. Otra de las categorías de la atención, data de la capacidad que posee el ser humano para mantener dichos procesos durante largos periodos de tiempo, a esta competencia cognitiva se le conoce como la atención sostenida. Y, por último, y no menos importante, se tiene la atención divida, estas conexiones cerebrales complejas permiten segmentar la atención en múltiples sucesos dados en el espacio. Según las investigaciones realizadas, estas corrientes de datos neurobiológicos se presentan en milésimas de segundo, y se genera la sensación que el cerebro recoge la información de manera simultánea.
Continuando con esta dirección argumentativa, cuando los deportistas van generando las adaptaciones a sus respectivas prácticas y se van especializando cada vez más en la adquisición de un gesto deportivo consistente junto a un repertorio motor flexible, los circuitos de atención van cediendo el protagonismo a unas estructuras más inconscientes, quiere decir que, cuando los deportistas están aprendiendo, los niveles requeridos de atención son más pronunciados para generar movimientos, pero a medida el atleta va perfeccionando las variables motoras y sus técnicas van superando las etapas de fijación y corrección, los niveles de atención pasan a dimensiones más complejas como las de tiempo, espacio, y rival cuando se habla de deportes de conjunto o individuales que requieren enfrentamiento simultáneo como es el caso del tenis, para posteriormente generar la estabilización y automatización de la técnica.

Teniendo en cuenta lo anterior, es de gran significación reconocer que los deportistas en etapas de estimulación pre deportiva escolar, categorías infantiles y en etapas de fundamentación, requieren unos niveles de atención importantes para adquirir no solamente un gesto deportivo adecuado, sino niveles de adaptación holísticos en sus respectivos deportes. Álvaro Bilbao, en su libro el cerebro del niño explicado a los padres, genera unos aportes muy relevantes en los procesos educativos que se pueden adaptar de una muy buena manera a la práctica deportiva en las primeras etapas del proceso de formación. Se menciona en esta obra, que, para generar un desarrollo intelectual adecuado en los niños, es necesario una estimulación equilibrada de los niveles de atención para asegurar un funcionamiento óptimo de la neo corteza cerebral. Éste autor, genera una crítica reveladora en relación al uso de las tecnologías en las primeras edades de la infancia, ya que una sobre estimulación con pantallas pueden llevar a una carencia importante en los niveles de atención de los niños. Otro de los datos impactantes de esta obra, es que los grandes corporativos como Bill Gates o Steve Jobs, no permiten que sus hijos tengan contactos con pantallas y redes sociales. La pregunta que surge a partir de esto es ¿Por qué los magnates de la tecnología no permiten que sus hijos tengan contactos con dispositivos electrónicos en edades tempranas y por qué una gran parte del tejido social infantil está expuesto a este bombardeo de marcas, delincuencia, publicidad y juegos cibernéticos de una manera manifiesta?
Para nadie es un secreto que la conectividad llegó para quedarse, y que los cambios que esta ha generado a nivel mundial son fundamentales para el comportamiento de la sociedad por nuestros días. Si los clubes deportivos y los padres de familia tuvieran la oportunidad de recibir educación para el uso de dispositivos, el aprovechamiento de este recurso sería destinado a la productividad, la gestión del conocimiento, generar relaciones multiplicadoras con usos de tiempo limitados, porque los niños necesitan del juego con juguetes y con otros niños. Lastimosamente, el mal uso de las tecnologías genera adicción y no hay favorabilidad para el desarrollo de la atención de manera cotidiana, lo que puede acarrear en carencias psicológicas para afrontar el deporte.