Estar inmersos en una sociedad que demanda un camino vertiginoso, como la gratificación inmediata, la poca capacidad de tolerancia a la frustración o el exigir recompensas sin ser merecedor de las mismas, genera en múltiples disciplinas la tendencia a crear mecanismos de defensa ante la continuidad de los procesos. Se tiene la percepción superficial de que los resultados deben llegar en un tiempo relativamente corto y que, si el éxito deportivo no se experimenta de la manera que se desea, es porque el entorno inmediato es el culpable de dichas caídas.

Los seres humanos tenemos la extraordinaria capacidad de reconocer en cuales áreas somos fuertes, y poseemos un talento natural para el desarrollo de ciertas actividades. Desafortunadamente, este camino vertiginoso, genera rumbos confusos en la interpretación del talento como requisito trascendental para los resultados finales. La gestión del talento de atletas, requiere diferentes habilidades por parte de las familias, los entrenadores y los dirigentes: pero también, es fundamental que los deportistas sepan identificar cuáles son esas áreas en las cuales no son los más sobresalientes, se requiere un examen de consciencia muy sensato para lograr establecer en que componentes del rendimiento son favorecidos y en cuales tienen un camino arduo por recorrer.

Cuando un deportista decide brindar su vida al alto rendimiento, necesita comprender que sus resultados no serán experimentados en el corto plazo, quizás en el mediano plazo tampoco. Es relevante saber que el factor de éxito no está condensado en componentes como la preparación general, ya que todos los atletas de rendimiento cumplen un cumulo de horas de práctica muy parecido, y que las condiciones de entrenamiento son semejantes en el espectro de la planeación del entrenamiento. Con lo anterior, surge la siguiente pregunta: ¿Cuáles pueden ser esos principios que pueden marcar la diferencia entre el rendimiento de un deportista que se prepara con su club o su entrenador la misma cantidad de horas que el resto de la competencia? Para dar una aproximación a este interrogante, se identifican diversos componentes de rendimiento para que un atleta explote todo su potencial. Entre ellos, se encuentran los siguientes: El factor condicional, que data del desempeño físico, el factor técnico, relacionado a la biomecánica y el gesto deportivo, la parte nutricional, el factor psicológico o el entrenamiento mental, el componente táctico y estratégico y el descanso. Ahora bien, de todos estos componentes mencionados, existe la posibilidad de generar mejoras en todas las dimensiones, pero como se comentaba en líneas anteriores, es de gran relevancia reconocer cuales son las áreas más fuertes y cuáles son las de mayor atención en pro de la mejora para así, diseñar unos planes de entrenamiento acorde a las necesidades de cada deportista independiente a la naturaleza de la práctica, ya sea en conjunto o individual. Una vez reconocidas estas variables, viene la parte central del contenido, y es que el entrenamiento invisible cobra una gravitación relevante en el proceso. Se pueden establecer tres elementos clave para la diferenciación del rendimiento: El entrenamiento mental, la nutrición y el descanso.

El entrenamiento psicológico del deportista es un campo de acción demasiado complejo y que lleva relativamente pocos años en el accionar de las instituciones deportivas. De hecho, existe todavía mucha resistencia a esta disciplina científica, ya que existe la posibilidad latente de invadir la privacidad del atleta, ya que si él no lo está pidiendo. ¿Por qué el club o el entrenador se lo está trayendo? ¿O acaso piensan que está mal de la cabeza? Cada vez hay más evidencias que la fortaleza mental, la concentración, la atención, la gestión de las emociones y la capacidad cognitiva, la complejidad de conexiones neuronales, además de las áreas del cerebro involucradas en la máxima exigencia, marcan diferencias importantes a la hora de medir los resultados entre unos y otros. La recomendación es iniciar con los procesos de entrenamiento mental no solo en alto rendimiento, sino también en los procesos formativos, ya que, si los niños de categorías inferiores reciben orientaciones psicológicas desde una edad temprana, podrán experimentar condiciones de bienestar mental independientemente si deciden o no, darle su vida al deporte.
Este campo metodológico sigue creciendo cada día, la tendencia y las investigaciones apuntan a que las diferencias en el rendimiento las marcan las condiciones mentales de cada deportista. Para ello es recomendable incluir en el equipo de metodólogos al psicólogo deportivo. Pero también, puede ser de gran utilidad el coaching, ya que es una herramienta que permite un alcance significativo en el entrenamiento mental, no solo en la dimensión deporte, también en la vida cotidiana.
Por otra parte, el factor nutricional cumple un rol clave en el rendimiento deportivo. Aquí, es importante identificar el tipo de práctica en la cual se desempeña cada deportista, ya que las demandas fisiológicas que rigen cada disciplina, tienen características y condiciones especiales. Entonces, antes de identificar la ingesta, se recomienda identificar la exigencia de cada deporte para después, planificar una ingesta adecuada. Detrás de este factor, existen muchos debates y muchas controversias en relación a la industria alimenticia, donde un producto puede ser el detonante de dopaje o de regresión del rendimiento, ya que el procesamiento de muchos alimentos y/o medicamentos que consumimos, no cumplen con las condiciones específicas para el desgaste energético que requiere cada deporte. Otro de los puntos interesantes aquí, es el horario de la ingesta, ya que un deportista de rendimiento se somete a pérdidas de agua después de cada práctica, así que, el metodólogo encargado de la nutrición del deportista, debe conocer los horarios, intensidad, frecuencia y demás componentes de la carga deportiva para así poder recomendar la ingesta más apropiada en los horarios indicados, porque es gran relevancia ingerir los nutrientes adecuados antes de iniciar practicas o competiciones y luego de las mismas.
Para finalizar, pero no menos importante, la gestión del descanso puede detonar un crecimiento exponencial en los atletas de rendimiento. Se ha tenido la errada creencia que el descanso es únicamente un complemento del entrenamiento, pero en realidad, es una parte fundamental de todo el proceso de preparación y se debe analizar con detenimiento, además de darle la importancia que merece. Otro de los mitos que se tienen es que descansar es sentarse o acostarse frente a un televisor y durar horas y horas frente a él; y en realidad, esta práctica genera un antagonismo muy marcado en lo que refiere al descanso de calidad. El uso inapropiado de las tecnologías, en horarios inadecuados pueden marcar efectos significativos en el rendimiento, como por ejemplo el uso de pantallas como computadores o celulares en horarios nocturnos, ya que en los procesos de sueño, el cerebro segrega un hormona llamada melatonina, que se estimula con la oscuridad; quiere decir, que si no se da espacio a la segregación de manera natural y espontanea a este torrente hormonal, el cerebro liberara una hormona llamada serotonina, la cual se activa con la salida del sol en las mañanas. Como consejo útil, no utilices tu teléfono celular, televisor y otros aparatos tecnológicos en las noches, ni cuando recién te levantes, ya que tu proceso de descanso se puede ver altamente afectado. Asimismo, el entorno de sueño es muy importante para lograr un descanso apropiado, las luces encendidas después de cierta hora en la noche, son desfavorables para el proceso, además de tener una habitación diseñada para descansar, y que no sea esta una extensión de la sala, la recomendación es no tener televisores ni aparatos tecnológicos en nuestra habitación, además de una higiene adecuada, y una postura de descanso en posición fetal.
Otro de los puntos importantes en el proceso de descanso, es darle la prioridad necesaria al sueño, existe un método para deportistas y ejecutivos de alto rendimiento llamado R90, el cual educa a las personas para dormir de una manera eficiente y analizar la perspectiva del sueño por ciclos semanales y no por horas diarias, para lograr así, una gestión adecuada de los procesos reparadores, ya que cuando se duerme, se generan infinidad de cambios en el organismo que favorecen la reparación de estructuras cerebrales, órganos y tejidos; y, también cobra gran importancia la hormona de crecimiento.
El entrenamiento mental, la nutrición y el descanso, se convierten en factores clave que pueden marcar la diferencia en el rendimiento deportivo. Para ello, es importante tener un equipo de metodólogos capacitados en estas áreas, ya que son de un tratamiento especial y requieren una intervención especifica. Cabe resaltar, que los costos de adquisición de estas mejoras son importantes, pero que, a su vez, van a brindar la posibilidad de experimentar un rendimiento superior.
Para concluir, la cantidad de horas que se dediquen a la preparación son el eje de todo este andamiaje, entrenar, entrenar y seguir entrenando, apoyado de los tres factores que se mencionaron anteriormente, aumentaran la probabilidad de rendimiento superlativo en el transcurrir de los años.

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